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Saturday 6 March 2010

6 objetivos a considerar en sus estrategias

1. La multiplicidad de ámbitos que condicionan la integración y los niveles de competitividad de un destino turístico (infraestructuras, tipologías alojativas, equipamientos de ocio, recursos turísticos, espacios naturales, etc.) y la habitual configuración de los destinos y marcas turísticas territoriales como espacios que abarcan varios municipios erigen a los planes de ordenación del territorio supramunicipales en instrumentos clave para potenciar la política turística a escala subregional.

2. En su calidad de documentos que definen la estrategia territorial, en aquellas zonas de vocación turística, los planes debieran plasmar en su memoria y su desarrollo normativo la estrategia turística que desean perseguir, estructurada en base a un modelo turístico a seguir, un posicionamiento final que se pretende alcanzar, la estructura productiva, socio demográfica y de servicios que se desea consolidar, las tipologías alojativas que se proponen favorecer y los elementos de identidad y de ocio que les pueden diferenciar de otros destinos en el mercado.

3. Dentro del ámbito de un plan de ordenación, no todos los territorios tienen las mismas condiciones con las que configurar la oferta turística que se quiere promover. Hay zonas que por su historia o posicionamiento tienen un mayor atractivo para la localización de la oferta alojativa o de ocio, otras que pueden desempeñar un papel diferenciador básico por la presencia de un patrimonio natural o cultural y otras áreas cuyo interés para el modelo turístico puede ser muy reducido o nulo.

4. Lograr los niveles de satisfacción en las experiencias más básicas que disfrutan los turistas en un destino, depende directamente del atractivo del entorno y del mantenimiento de un equilibrio entre los niveles de edificación y los espacios libres y naturales por donde se mueven los turistas, evitando la masificación y la desvalorización de su patrimonio natural, cultural y paisajístico, así como del equilibrio entre las necesidades de la población y la capacidad de respuesta de sus infraestructuras y de los recursos territoriales (accesibilidad, agua, energía, saneamiento, etc.) impidiendo “cuellos de botella” en temporada punta.

5. El objetivo primordial de disfrutar de un tiempo de ocio que hoy por hoy anima la mayor parte de los viajes que realizan los turistas nacionales y extranjeros por nuestro país, hace que demanden actividades y servicios en muchos casos más lúdicos (restauración, actividades de ocio deportivo, cultural, natural, pequeño comercio y equipamiento personal) o incluso distintos a los propios de la población residente (asistenciales, educativos, comercio de aprovisionamiento alimentario), tanto permanente como temporal, que pueden llegar a generar tensiones de convivencia entre ellos (como el desarrollo de actividades de ocio nocturno o de actividades industriales o logísticas).

6. La capacidad de atracción de la demanda turística más interesante para un destino se basa, entre otros, en la facilidad de acceso a través de las infraestructuras de transporte utilizados por los turistas de aquellos mercados donde se pretende posicionar al destino (el transporte aéreo en el caso de los extranjeros y los puntos del mercado nacional más lejanos, el tren y la carretera para recorridos de medio y corto radio y los puertos para acoger tráfico de cruceros). Los planes de ordenación deben promover la dotación de infraestructuras y equipamientos que favorezcan esa accesibilidad desde los mercados objetivo, cada vez más en función al posicionamiento deseado de una oferta turística, que debe asegurar los mayores efectos inducidos a largo plazo.

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